Perdón

           Oración Inicial

           Primer momento: contar la historia “La patata”. Para resultar más interesante la narrativa, el evangelizador podrá llevar una patata buena y otra deteriorada, bien como una mochila (para poner la patata mientras cuenta la historia). Interesante, también, es que el evangelizador dibuje un rostro en las patatas, para despertar más interese en la narrativa.

          Haz clic aquí para ver la historia.

           Segundo momento: hablar sobre el mensaje de la historia.

           ¿Cómo hacemos? ¿Guardamos pesares? Sabemos que muchas veces nos es fácil perdonar, pero a través de la práctica se vuelve más fácil.

           ¿Lo qué es perdonar en realidad? Olvidar (con el corazón) lo que ocurrió, comprender la otra persona, no guardar pesar, no desear mal al otro.

           ¿Perdonar hace bien? Perdonar hace bien a quien perdona. No perdonar es guardar basura en el corazón. La ciencia ya ha comprobado que el perdón es fuente de salud, pues cuando estamos lastimados nos quedamos fragilizados. Guardar pesar es como dejar que un “veneno” circule en nuestra sangre, haciendo mal al nuestro cuerpo y pudiendo causar dolencias. Por otro lado, cuando somos tolerantes, indulgentes, buscando no guardar resentimientos, estamos aumentando nuestras defensas inmunológicas.

           ¿Debemos vengarnos? No debemos querer venganza. Acordar la ley de la causa y del efecto, que da a cada uno conforme sus actos. Jesús al orientarnos a ofrecer la otra haz, no ha prohibido la defensa, pero ha condenado la venganza. Ante la haz del mal, mostrar la haz del bien; ante la indiferencia, la compasión; ante la venganza, ofrecer el perdón; frente al orgullo, ser humilde; cuando nos muestran la haz del egoísmo, practiquemos la caridad; ante la haz del odio, ofrezcamos la del amor.

           Si yo perdonar lo qué ocurre con el agresor? Perdonar no es admitir que el agresor está cierto, ni tampoco libertarlo de rescatar sus errores, pues él continuará sujeto a la reparación, todavía la Justicia Divina e encargará de esto. Precisamos creer que la Ley Divina se cumplirá independiente de nuestras actitudes, pues ella se auto regula y se auto aplica, no necesitando de nuestra acción.

           Perdonar para ser perdonado, conforme lo que dice el Padre Nuestro: perdone nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a nuestros ofensores.

           Importante ponerse en el lugar del ofensor. Él puede estar pasando por un rato difícil, con problemas. Quien ataca, ofende, lastima, aún no ha aprendido sobre el amor. Cuando pasamos a entender que el agresor solo actúa así porque no ha comprendido el camino de la felicidad, no le ofenderemos.

           Debemos hacer a los otros lo que desearíamos para nosotros. Debemos perdonar siempre, que fue lo que Jesús dice cuando hablo que debemos “perdonar setenta veces siete veces”. Sabemos que eso es difícil, pero nuestro esfuerzo aliado a la oración resultará posible. Importante nos auto perdonarnos porque somos espíritus, aún imperfectos, sujetos a errar. Pero, debemos esforzarnos para no errar, y hacer siempre nuestro mejor. Y si errarnos debemos perdonarnos, reiniciando la caminada.

           Quien perdona se siente mejor, más suelto, más tranquilo, duerme mejor. Perdonar es una actitud inteligente.

          Tercer momento - actividad 1: distribuir una hoja en blanco y recortes de revistas que contengan situaciones envolviendo más de una persona y pedir que los niños crean una pequeña historia teniendo como base la figura.

          Actividad 2: distribuir uno de los dibujos debajo de la patata para que los evangelizandos pinten y escriban dos frases sobre la importancia del perdón.

           Patata 1      Patata 2      Patata 3

          Sugerencia de texto para distribuir a los evangelizandos.


Perdonar: una actitud inteligente

          Perdonar hace bien para quien perdona, pues cuando perdonamos nos sentimos bien y tranquilos. Cuando no perdonamos, o nos quedamos pesarosos, guardamos basura en el corazón.

          El perdón verdadero es el que viene del corazón e incluye olvidar el pesar y no desear mal al ofensor. Conforme ha enseñado Jesús, debemos perdonar setenta veces siete veces, o sea, debemos perdonar siempre y a todas las personas.


          Oración de cierre

Sugerencia: segundo y tercero ciclos.

         Traducción: Pâmela Martins.



         

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