Todos sentados confortablemente en sus sillas en una posición erecta, más relajada.
Mantenga la cabeza, el cuello y la columna vertebral aliñados, como si un gran globo de gas estuviera pujando su cabeza para el alto. Mantener la cabeza erecta ayuda la miente a permanecer alerta, lo que es una condición esencial en la meditación. Cierre los ojos y los mantenga cerrados hasta el final de la meditación.
Muy bien, vamos a empezar...
Empiece prestando atención en su respiración, en el flujo del aire que entra y sale por sus narinas, o en su vientre que sube cuando usted inspira y baja cuando expira.
Para ayudar a su miente a concentrarse en la respiración, repita en silencio una palabra para cada inspiración y para cada expiración: si usted se concentra en el aire que entra y sale de las narinas diga en su miente “dentro” para la inspiración y “fuera” para la expiración. Haga con que esas palabras sean una suave música de fondo en su miente... Algún murmurio bien suelto... Preste atención en lo que siente al respirar, y no solo en la mera repetición de las palabras. Tome consciencia de cada inspiración y de cada expiración... Mantenga su atención alerta...
Ahora pare un rato... Observe a su cuerpo... Vea como él se siente... Como usted se siente... Cuando quiera, abra los ojos...
Obs.: esta respiración debe ser diafragmática y no torácica.
Tiempo propuesto: 10 minutos.