Observaciones:
* Cambiamos el titulo de la historia para “La historia de Pedrito”.
* Contamos hasta la parte en que está en negrito, después pasamos para el segundo momento.
La vida de Pedrito ha sido muy difícil. Él nació con una pierna un poco menor que la otra.
BOLÇONE, Maria Ida Bachega. La Vida Enseñó, EME Editora.
Para caminar, pende el cuerpo un poco para el lado derecho.
A él le gustaría mucho jugar al fútbol, pero como tiene dificultad, sus compañeros no le aceptan en el partido.
Últimamente, tiene recibido muchos insultos y apodos. Y le tiene sido muy difícil aceptar su condición física, pues todos esos insultos son como piedras que le tiran.
Otro día, cuando fue a la pizarra resolver un problema de matemáticas, oyó un compañero llamándole groseramente por un apodo y pidiendo que saliera de enfrente, pues su cuerpo escondía una parte de la pizarra.
D. Augusta vio que los ojos de Pedrito se llenaron de lagrimas y, ya por algún tiempo, percibiera el desrespecto de los compañeros con relación a él. Esperó que Pedrito terminara el ejercicio y sentara. Llamó la atención del aula y dijo:
- Hoy vamos a tener una clase de observación. Ustedes saben que debemos mirar atentamente todo lo que está a nuestro alrededor. Si mirarnos con cuidado, vamos descubriendo cosas que, muchas veces, nos pasan desapercibidas.
Ella abrió una vasija conteniendo arroz crudo; distribuyó un poco para cada alumno y pidió que observasen demoradamente los granos de arroz y fuesen comentando. Se quedaron sorpresas con lo que vieron: unos eran más claros, otros más oscuros, algunos más opacos, otros más brillantes. Había granos más alongados y granos más cortos. Algunos más defectuosos, quebrados.
D. Augusta comentó:
- Nuestros ojos desatentos, muchas veces, no consiguen percibir los detalles de las cosas que vemos diariamente. Queda más difícil aún saber la causa que hizo con que los granos de arroz sean diferentes. Para eso sería necesario un estudio más profundizado.
“Observen también que las personas son diferentes unas de las otras. Algunas son perfectas y otras tienen defectos físicos. Existen personas altas y bajas, inteligentes y con deficiencias mentales, de piel blanca, negra, amarilla; algunas de pelos negros y otras rubias o pelirrojas. Hay tantas diferencias que sería imposible enumerarlas. Para saber porqué somos diferentes, sería necesario hacernos un estudio más profundizado de la vida. De una cosa podemos tener certeza: Dios es el creador de todo que existe y de todos nosotros. Como Él es la Inteligencia Suprema, todo en la creación tiene un objetivo, que muchas veces, por nuestra ignorancia, no conseguimos comprender. Pero debemos tener profundo respecto por todo lo que viene de Dios, por todas las personas que nos rodean, cualquiera que sea la apariencia que tengan, considerando que el valor de las personas no es sólo por la apariencia que presentan, y sí, por sus cualidades y virtudes como seres humanos”.
Sin que D. Augusta dijera más nada, todos habían comprendido perfectamente su mensaje con relación a Pedrito, y el respecto que todos deberían demostrar a él.
Desde aquel día, los apodos e insultos empezaron a desaparecer del aula. Antes no habían percibido que los chistes, mismo sin maldades, estaban herindo a alguien.
En aquella clase aprendemos como es importante comprender la vida establecida por Dios, y evaluar si aquello que estamos haciendo está ayudando o lastimando los demás.