José y Chico Xavier tenían un bello perro. Se llamaba Lorde.
Lindos casos de Chico Xavier – Ramiro Gama
Era distinto de los otros perros. Tenía hasta dones mediúnicos.
Conocía, en las personas que visitaban a sus dueños, cuales eran bien intencionados, cuales eran curiosos y aprovechadores.
Daba luego la señal, ladraba insistentemente o mudamente balanceaba el rabo, a la llegada de alguien, diciendo en esa señal que la visita venía para el bien o para el mal… Chico nos cuenta casos lindos sobre su saudoso perro. Después, tristemente, añade:
- Le sentí, sobremanera, la muerte. Me hizo mucha falta. Era mi inseparable compañero de oración. Todas las mañanas y por la noche, en determinada hora, se dirigía a mi habitación para orar. Lorde llegaba luego en seguida.
Colocaba las manos sobre la cama, abajaba la cabeza y se quedaba en actitud de recogimiento, orando conmigo.
Cuando yo terminaba, él también acababa e iba a acostarse en un canto de la habitación.
En mis oraciones más sentidas, Lorde levantaba la cabeza y me enviaba sus miradas cariñosas, comprensivas, a veces llenos de lágrimas, como a decir que me conocía el íntimo, uniéndose a mi corazón.
Desencarnó. Le enterré en el quintal de casa.
Nos acordamos al Chico o al Sultão, inteligente perro de Padre Germano. Igual que al Lorde.
Hablamos de un perro que teníamos y se llamaba Sultão, en homenaje al padre Germano.
Nos contó casos del Lorde; les contamos otros de Sultão.
Y, en poco, estábamos emocionados.
¡Ah sí! Los animales también tienen alma y valen por los mejores amigos.