¡Quien tiene Jesús en el corazón nunca está solo!
(adaptada)


         Sabrina era una niña que frecuentó durante años las clases de evangelización espírita infantil en el Grupo Espírita que su familia participaba. Ella nunca faltava. Era una alumna atenta y Le gustaba hacer preguntas, para cada vez más saber sobre el Espiritismo y los enseños de Jesús.

          Sabrina tênia 8 años de edad y buscaba poner en práctica todo lo que aprendía en las clases. A ella le gustaban mucho las clases, especialmente las que hablaban de Jesús; ¡descubrió que Jesús era el gran amigo de los niños!

          Tras un tiempo, Sabrina tuvo que alejarse de las clases de evangelización, pues su familia se cambió de ciudad, yendo vivir en una ciudad bien pequeña, que tenía sólo un Centro Espírita donde no habían, aún, clases de evangelización.

          En los años siguientes, Sabrina pasó por situaciones muy difíciles: su hermana menor se quedo muy enferma, su padre falleció, su madre tuvo que empezar a trabajar fuera de casa para sustentar la familia. Ella aprendió a cuidar de la casa y de su hermana enferma mientras aún era una niña.

          Sabrina hizo de la oración su compañera inseparable, pues aprendiera en las clases en el centro espírita, que la oración nos acerca de Jesús y de nuestro ángel de la guardia, pero sentía mucha falta de los encuentros del sábado por la tarde, donde aprendía tantas cosas importantes, tenía amigos y el cariño de las evangelizadoras.

          El tiempo pasó, Sabrina, su madre y hermana (que recupero totalmente la salud), fueron vivir en otra ciudad. Sabrina ya adulta, se casó, se graduó y empezó a trabajar en una empresa. En esta ciudad donde fue vivir con su familia, tuvo la oportunidad de volver a los estudios de la Doctrina Espírita. (¿ustedes saben que nosotros también participamos de estudios sobre Espiritismo? Nosotros siempre podemos estudiar el Espiritismo, cuando ustedes sean adolescentes, Irán para un grupo de jóvenes, después para es estudio adulto – decir los días en que las evangelizadoras estudian).

          En uno de estos encuentros de estudios, Sabrina conto que había algo que le dio coraje y fe para superar los momentos de dificultades que había pasado, principalmente durante su infancia, donde perdiera su querido padre. ¿Ustedes tienen alguna idea de lo que puede ser? El recuerdo de algo aprendido de una evangelizadora.

          Y Sabrina conto el siguiente, para sus amigos del grupo de estudios:

          La evangelizadora decía: “¡Quien tiene Jesús en el corazón nunca está solo!” Con ese pensamiento, yo me sentía siempre ayudada y amparada por el Maestro Jesús, y fui venciendo con coraje y fe los momentos de dolor. Jesús, nuestro compañero y amigo, ¡siempre está con nosotros! El Cristo jamás nos deja solos... Con esa certeza debemos avanzar fuertes, corajosos y confinantes.

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         Que nosotros todos podamos tener la certeza de que: Quien tiene Jesús en el corazón nunca está solo, que Él es nuestro amigo, nuestro compañero de marcha. Él siempre está con nosotros cuando nos sentimos solos, con miedo, con dolor, con alguna dificultad. Debemos siempre hacer oraciones, agradecer por la naturaleza, por los animales, por nuestra familia, por los amigos, cuando superamos una dificultad, por los momentos Buenos que pasamos.