En este momento, vamos todos cerrar los ojos e ir haciendo e imaginando aquello que yo vaya diciendo...
Vamos a respirar profundo una vez... otra vez... sintiendo el aire entrar y salir de los pulmones... una vez más, respirando profundo.
Ahora vamos a contar hasta tres.
Uno, sintiendo los brazos y las piernas relajadas... Dos, sintiendo la barriga, el cuello y la cabeza sin ninguna presión... Tres, sintiendo todo el cuerpo relajado y muy bien.
Ahora imaginen un lugar lindo, lleno de plantas y pájaros y un bello jardín. Vea los árboles, las flores y un lago, con aguas tranquilas y limpias.
Ahora van a imaginarse sentados, puede ser en una banca, en este bello lugar. Está todo tranquilo, oyendo a los pajaritos y sintiendo el viento en los cabellos.
Ustedes están esperando a alguien llegar. De repente, sienten que una alegría los invade... miran y ven esa mirada tranquila, serena, aquella sonrisa contagiosa. Reconocen a su ángel guardián, su espíritu protector.
Al verlo, se sienten envueltos por un abrazo lleno de energías positivas. Ustedes dos se sientan para conversar y las palabras de su protector, llenas de amor y sabiduría invaden su corazón... saben que él los ama mucho y quiere su bien, les acompañan desde antes de haber reencarnado, les protege y les da buenos consejos.
Él dice que ustedes pueden conversar con él siempre que lo quieran a través de la oración. Dice también que él va a continuar aconsejándoles a seguir en el camino del bien. Ustedes están oyendo todo con mucha atención. La conversación es linda y tranquila.
Antes de marcharse, les da un último consejo: un consejo para el bien, pero que sólo ustedes lo saben. En este momento ustedes están oyendo ese consejo...
Su ángel guardián se despide con un abrazo especial y dice que estará siempre a su lado, auxiliándoles.
Entonces, lo ven alejarse y observan nuevamente el lugar donde están: un jardín muy lindo... Fue un encuentro muy especial, pero ahora hay que retornar a la clase.
Despacio, vayan despertando mientras yo cuento de uno al tres. Uno, despertando los brazos... Dos, despertando las piernas... Tres, dando un gran bostezo... están nuevamente sintiéndose bien en esta aula. Pueden abrir levemente los ojos y despertarse una vez más. Para decir que está todo bien, dé una sonrisa.