Zazá vivía en un pueblo con su familia. Tenía un primo que se llamaba Léo que vivía en una gran ciudad y le encantaba pasar las vacaciones en casa de Zazá. Le gustaba subir en los árboles, bañarse en el río, correr por el césped. Pero él no conocía muchas cosas de la vida en el campo y cuando alguien intentaba enseñarle algo, incluso sobre algunos animales más peligrosos, él decía que no hacía falta, puesto que vivía en una ciudad y venía al pueblo raramente. Zazá pensaba que él no sabía cosas muy simples, como que la leche viene de la vaca.
Cleusa Lupatini, evangelizadora del Grupo Espírita Seara del Mestre.
Cerca de la casa de Zazá vivía el señor José, un vecino muy querido que tenía un colmenar.
Un día Léo salió solo y vió unas cajas con unos insectos volando en vuelta y quedó muy intrigado. El niño no resistió la tentación y lanzó una piedrita. Los insectos volaron en su dirección, pero por suerte él encontró un estanque lleno de agua y se lanzó dentro y estuvo lanzando agua a los bichitos hasta que ellos volaron. Asimismo terminó con una picadura de unos de los bichitos.
Léo estaba muy enfadado y prometió a si mismo que iba vengarse.
Al día siguiente se despertó muy pronto y fue hasta el cobertizo para buscar alguna cosa para exterminar a los insectos. Encontró un envase con un líquido dentro que decía en la etiqueta “PELIGRO”.
- ¡No sé muy bien lo que es esto, pero los bichitos se van a arrepentir! – pensó en voz alta el niño, mientras se dirigía a las cajas donde estaban los bichitos que lo habían perseguido y picado la noche anterior. Lanzó el veneno y regresó corriendo para desayunar con Zazá.
- Tengo un hambre…..ese pan con miel debe estar muy bueno.
Pasadas algunas horas el señor José llegó a casa de Zazá lamentando haber encontrado muchas de sus abejas muertas.
Léo, que estaba cerca y oyó la conversación, quedó rojo de vergüenza y salió despacito. Se sentó debajo de un árbol y estuvo allí pensando en la tontería que había hecho y pasado la mano por su picada, Cuando su prima llegó, preguntó si algo había sucedido, puesto que había encontrado Léo muy raro. El niño decidió contarlo todo.
- ¿Estás loco niño? Los bichitos que has matado son las abejas que producen la miel que tanto te gusta. Ellas trabajan mucho para producir la miel y merecen nuestro respeto. Además de cosas muy buenas como la miel, también se preparan muchas medicinas. Y hay algo muy serio, niños no deben tocar en cosas que no conocen, puesto que aquel líquido que has tocado es veneno y podrías haber muerto! Piense bien en todo esto y vete a pedir disculpas y explicar lo sucedido al señor José.
El niño nunca había sentido tanta vergüenza, pero hizo lo que su prima dijo. Sr. José le perdonó y le explicó muchas cosas sobre las abejas, haciéndole saber incluso que existe una tal abeja reina.
Zazá entonces comprendió que él había hecho lo que hizo por no tener conocimientos y decidió enseñar algunas cosas básicas a su primo sobre la naturaleza y la vida en el campo. Léo se sorprendió al saber que la miel viene de las abejas, los huevos de la gallina, la lana de las ovejas y mucho más…
Después de algunas clases él ya estaba bastante bien preparado y comenzó a interesarse en aprender más, principalmente sobre los animales, y hasta empezó a decir que sería veterinario de mayor.